Por Luis Manuel Arce Isaac
Ciudad de México, 27 jul (Prensa Latina) Una campaña propia de inteligencia artificial e ideal para escribir alguna ficción, es la inventada de un presumible magnicidio de Xóchitl Gálvez, candidata a la presidencia de México por el Frente Amplio opositor.
El presidente Andrés Manuel López Obrador, quien sería el principal culpable -ya lo juzgan como un hecho-, denunció que quienes impulsan la campaña son los expresidentes Carlos Salinas de Gortari, Vicente Fox, Felipe Calderón, el subalterno Claudio X González, los periodistas Carlos Loret de Mola, Raymundo Riva Palacio, Beatriz Pagés, Joaquín López-Dóriga, Ricardo Alemán, Héctor Aguilar Camín y Carlos Alazraki.
Al margen de los nombres mencionados, la campaña aparentemente absurda y a la cual le hace el juego la presunta víctima, es un recurso sumamente difícil de creer porque el partido Morena y los de la coalición Juntos Hacemos Historia, consolidan cada día más su preeminencia en la preferencia electoral del mexicano.
Así lo demostró el propio López Obrador al dar a conocer los detalles de dos encuestadoras bien lejos del gobierno, la empresa Covarrubias y la publicación española El País, que les dan una ventaja inalcanzable por la alianza del Frente Amplio por México que agrupa a los partidos Acción Nacional (PAN), Revolucionario Institucional (PRI) y Revolución Democrática (PRD).
Sus líderes saben que es casi un imposible ganar y están conscientes de las limitaciones de su candidata sin el historial ni carisma adecuados para enfrentar a cualquiera de los cuatro candidatos de Morena que sea el escogido para aspirar a la presidencia.
Pero ellos ven un futuro incierto en los comicios, incluso para la sobrevivencia del PRD y hasta para el propio PRI.
Se juega mucho en las elecciones del 2 de junio de 2024, y no solamente la oposición, sino también el gobierno, porque el programa de la IV transformación puede descuadernarse si la coalición no logra la mayoría calificada en el Congreso, pues es seguro que las reformas constitucionales se volverían a estancar.
Los miedos de la oposición no se limitan a no recuperar el Palacio Nacional y disminuir sus escaños en ambas cámaras, lo cual sería mortal pues no tendría capacidad de frenar los cambios.
Pero, ¿cómo ganar con una casi desconocida Xóchitl de turbio cambio de clase social de pobre a millonaria que logró su fortuna a la sombra de un personaje desacreditado para los mexicanos como Vicente Fox que le hace propaganda con spot pagados en la televisión?
La empresaria millonaria no tuvo más alternativas que deslindarse de Fox quien utilizó un lenguaje vulgar e insultó al pueblo trabajador mexicano en una entrevista en la que la defendía, pero su respuesta fue tan procaz como la de él.
Esas son anécdotas. Lo sustantivo es que los partidos de la alianza del Frente Amplio, que no es ni lo uno ni lo otro, demostraron carecer de candidato para enfrentar a Morena entre los más de 40 que inicialmente hicieron fila para aspirar.
Pero lo que más pesa son los antecedentes de los tres partidos del Frente, demasiado frescos para que la gente olvide cómo entregaron las riquezas del país a extranjeros, lo fácil que se hicieron millonarios.
Es imposible olvidar que el PAN gobernó con un narcoestado bajo la presidencia de Felipe Calderón, y que el PRI está carcomido por la corrupción de Enrique Peña Nieto.
La batalla es muy dura para intentar desacreditar con una campaña tan absurda a un gobierno de realizaciones que pasa a la historia como el más constructor de México con un programa económico y social de 110 objetivos mas que cumplidos en poco más de cuatro años.
¿Cómo ocultar o superar los logros estratégicos como la recuperación del petróleo, el gas, el litio, la electricidad, el apoyo al campo, el aumento del bienestar social, de salarios, becas, pensiones y empleos, o llevar la atención médica a niveles jamás imaginados y la educación?
El Frente ni siquiera se ha preocupado de presentar un programa de gobierno creíble, y se evapora como algodón de azúcar en luchas intestinas por el poder.
Ante esa abrumadora realidad que los sepulta, López Obrador los acusa de acudir a expedientes gastados pero muy peligrosos, cuando son capaces de invocar el asesinato de Luis Donaldo Colosio, apuntó el mandatario.
El asesinato de Colosio fue en un contexto que no tiene que ver absolutamente con el actual. Quienes lo recuerdan ahora saben que fue víctima del propio sistema en el que se movía, casualmente durante la presidencia de Carlos Salinas de Gortari, la misma persona que López Obrador acusa de estar detrás de la campaña de presumible magnicidio.